miércoles, 25 de noviembre de 2009

La química de la torcida

Embutido como un vidrio te va desangrando tan lento que el caracol bosteza. De improviso, incrustado en un juego de poder al cual nunca accediste y ya no te niegas, aunque disimulas. Piensas en algo que aligere la condena taciturna. Vivir sin sentido, creer que lo tiene. Sin sentido devorar los manantiales de flores. Rollizo proceso que dentro de poco se vuelve un hueso.

Así es como siempre acabamos solos, inhumanos, tirados egoístas. Todos con un narciso dentro, que sin ser bello o fello, trastorna nuestra relación con el medio. Habrá que buscar lo estético en… Pero ya bajo la seguridad de la soledad. Esa que permite cerrar los ojos y decir buenas noches espejo. Aquella que derrumba la madre de todas la gamias, que convierte la oscuridad en ungüento.

Con la soledad supuestamente propia van desfilando los anfibios vestidos de frac. Matas un par, tal vez más. Nos convertimos en asesinos silenciosos. Buen día arañita, te maté. Buenas tardes hormiguita, te aplasté. Buenas noches zancudito, disculpe usted. Buenos días pollito que he machacado. Buenas tardes charalito que he asfixiado. Buenas noches patito que el arroz crudo y no molido ha enpescuezado. Mmm… qué rico bistec le sacaron a esa vaca obviamente acuchillada, degollada, tasajeada.

Dentro del reduccionismo metabólico nos vemos engulle que engulle. Transformando todo y todo transformándonos. Siendo a través del intestino y las glándulas. Esclavos de nuestra boca, de nuestra bilis, de nuestra mierda. No somos más que un producto químico desvaneciéndose a través del tiempo, intentando limpiar con un pañuelo las mejillas marchitas del aforismo entrópico.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Las verdades más sabidas

Aquel no es el otro
El otro no es aquel
Aquel es el otro

viernes, 13 de noviembre de 2009

El milagro

Entre romillos y romeros venía la brisa veraniega que cada mañana empapaba la puerta de la iglesia. Al principio se murmuraba que el lago ya estaba muy sucio y por ello la brisa cada vez olía peor. Sin lugar a duda la risita se escuchaba a lo lejos.

Otro domingo por la mañana y la puerta igual que siempre, con esa brisa de sal y pescado. Dos horas de misa sin parpadear y el mismo olor ácido. ¿Alguien se ha empapado en brisa semejante?

Cuantas semanas sin cerrar los ojos. Luego llegó el otoño. Las brisas disminuyeron, pero el olor iba en aumento. La misma corriente mojando con su fétido ungüento las puertas del templo sacrosanto.

Un domingo más pero ya de invierno. “¡A qué pinche brisa si la tierra está reseca!” Ya todos se preguntaban el origen de aquella brisa renovada. El padre usó, extrañamente, el método científico de primaria y concluyó que la brisa sólo venía los domingos por la mañana aunque todo estuviera seco. ¡Milagro!

Ya declarado como milagro una señora raspo la brisa. La mezclo con la infusión de la abuela. Dio de beber al crio. Al siguiente día se curó. ¡Milagro!

Entonces el padre se dio cuenta del poder de comercialización de la brisa. Comenzó a vender la raspadura en mil pesos el miligramo. Ni el pan caliente hubiera sido devorado en época de hambruna de esa forma.

Así el milagro se esparció en los pueblos y llegó al oído de un chacal de alguna televisora enajenante. Y resulta que contactaron al padre. El padre acepto programar la aparición de la brisa en TV. Las cámaras llegaron el sábado y se instaló todo. A la una de la madrugada del domingo comenzaron a filmar, de lejos pero con claridad, al sitio milagroso.

A las dos de la mañana los muchachos de producción se impacientaron y fueron a chupar a una cuadra. Bebieron un tanto y conocieron al tipo más aguantador. Maravilloso tipo que balbuceó miles de historias jocosas.

Como a las cuatro regresaron a seguir filmando. Nada había pasado. Pasó una hora más. Media más. Todos estaban dormidos y las cámaras filmando. Se escucha a lo lejos el crujir de una puerta que abre, cierra. Risitas con hipo. Unos pasos. Un domingo y un chorro en la esquina.

lunes, 2 de noviembre de 2009

¿Dónde puse el corazón?

Belleza difuminada
Estética alcantarillada
Donde sea el viento se oye
Donde sea el agua corre

El amor es como esa flor
de la vida el motor
que hace y muere

En cualquier primavera a brotar vuelve
Aunque esté desrielado
el amor nos envuelve

Lo más grande se hace retechiquito
El de mejor labia tartamudea
El oficinista se hace poeta
La rata una dulce sirena

Política
Economía
Narcotráfico
¿Primer mundo?
¿Tercer mundo?
Guerra
Violencia
Estatismo
Violación
Religión
Control
Positivismo

Deshágase usted,
bienaventurado entrañable
de joyas que matan
Cerciórese de estar en una flor

Hermano latino
con calumniado desatino
y sin doblegarse ante el intestino
hacemos nuestro destino